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Agile en educación ¿Preparados para el cambio?
Agile en educación ¿Preparados para el cambio?

Agile en educación ¿Preparados para el cambio?

Autora: Luisa Eugenia Reyes Recio

Hace escasos días asistía a un encuentro que tenía como propósito analizar la aplicación de scrum en la docencia. En general, los asistentes indicaban la escasez de trabajos que abordarán su análisis en el ámbito de la docencia. No se trata en este artículo de recoger toda la literatura que aborda dicha cuestión sino de reflexionar de acuerdo a ella.

Los métodos ágiles para el desarrollo de software evolucionaron como respuesta a la dinámica cambiante de la industria de software en la década de los 90. En este sentido, cabe preguntarse si ¿deben las instituciones educativas y los educadores evolucionar con base en los fundamentos de agile fruto de los nuevos retos y desafíos en una época en la que el cambio en técnicas, herramientas y formas de enseñanza han de satisfacer las necesidades dinámicas de los estudiantes?

Pues la respuesta es que sí, y que están tardando si no lo han planificado o previsto ya. Son pocos los centros o instituciones educativas que aplican los fundamentos de la agilidad tanto en la gestión de las instituciones como en el ámbito docente. Y no se trata solo de implantar nuevas metodologías docentes en el ámbito educativo sino que se trata de ir más allá. Y cuando hablamos de ir más allá, hacemos referencia a trabajar a dos niveles: el nivel del claustro de profesores y el nivel de interacción entre docente y estudiante, excluida por supuesto la parte de gestión de las organizaciones.

Desde el grupo de investigación en innovación docente INNOUNIAPS que dirijo y coordino trabajamos para llevar a la comunidad docente la agilidad a las aulas. No sólo hemos puesto en práctica ya, Scrum en docencia no vinculada a software que tan sólo es una de las prácticas posibles, sino que hemos cambiado la forma de trabajar de los estudiantes y del claustro de profesores participantes en el piloto. Y trabajar mediante metodologías de trabajo por proyectos o por problemas o incluso por retos, no es aplicar agilidad en el contexto educativo es simplemente aplicar metodologías docentes activas.

No es posible aplicar agilidad en las aulas sino existe un cambio de mindset y cultural. Y es ahí donde se justifica trabajar a dos niveles, ya que no desarrollar el primer nivel vinculado al equipo de docentes solo conllevará a experiencias aisladas, y volvemos a los silos, de unos pocos apasionados por el cambio y la innovación educativa. No podemos olvidar que sí y solo si, la cúpula directiva está en pro del cambio esto será posible en la institución o instituciones educativas, si no; también sólo será una iniciativa impulsada por un área de conocimiento o departamento.

En el ámbito educativo, la agilidad ha de entenderse como la capacidad de adaptarse a diferentes estilos de aprendizaje y cambiar los métodos de entrega.

En el grupo de innovación educativa hemos generado un modelo de agilidad en la docencia que aborda los dos niveles comentados, en el primer nivel se trabaja el diseño del producto (asignaturas, metodologías docentes, actividades formativas) y en el segundo nivel se aborda el diseño del servicio (nivel de enseñanza aprendizaje entre los docentes y estudiantes para la transferencia del conocimiento). Pero no tiene sentido trabajar ninguno de los dos niveles sin abordar el cambio en las personas, en el caso del primer nivel poniendo al docente en el centro, y en el caso del segundo nivel poniendo al estudiante en el centro. En el primer nivel se ha de trabajar las formas de trabajo del claustro y la transformación de docente a facilitador potenciando la función de transferencia del conocimiento, mientras que en el segundo nivel se trata de pasar de la transferencia del conocimiento a la facilitación de experiencias de aprendizaje.

Los pilares en el contexto educativo han de construirse abordando el diseño, las formas de hacer y las formas de usar. Solo interviniendo en los pilares mediante las técnicas, los procesos y el valor conseguiremos realmente trasladar la agilidad al contexto educativo.

Abordar las técnicas es fundamentalmente diseñar la enseñanza y aprendizaje para trabajar en equipo, definir y diseñar las reuniones de equipo y su seguimiento, establecer aprendizajes mas que temarios, utilizar herramientas de aprendizaje visibles…etc, en definitiva impulsar la colaboración, comunicación y resolución de problemas. Los procesos, por otro lado, deben permitir que los aprendizajes sean iterativos, que los ciclos de aprendizaje sean cortos, el aprendizaje reflexivo, que permita visualizar el ritmo del aprendizaje para poder analizar los atrasos mediante la reflexión y la interacción. Por último, el valor debe hacer referencia que el aprendizaje sea significativo no sólo para el estudiante sino que además ha de proporcionar competencias y habilidades genéricas y específicas -o blandas y duras como también se denominan- tras considerar a los requerimientos de otros stakeholders. El valor por tanto, ha de medirse en términos de resultados de aprendizaje y de mejoras.

Estos son algunas de las primeras reflexiones en torno a la agilidad y transformación en el sector educativo que deberíamos comenzar a desarrollar, y después hablamos de metodologías, pero no cometamos el error de comenzar la casa por el tejado.

Para todos los que estéis interesados en la aplicación de los métodos agiles en el aula suscribiros y cada 15 días os mantendré actualizados, iremos publicando tanto en abierto mediante este boletín, como en revistas científicas nuestros desarrollos y resultados.

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